sábado, 31 de agosto de 2013

segundo mes: mariposas, cupidos y aterrizajes poco forzosos

El segundo mes, en mi caso abril, aprendí mucho. 
El resumen sería este:

En mi quinta clase, conseguí hacer la mariposa con cierta autonomía. Esta es la primera foto que tengo de una mariposa: 


Así que, claro, aunque no sea ni mucho menos perfecta, tengo mucho cariño a esta foto y a la figura de la mariposa, el primer invertido que conseguí hacer, uno de los primeros que suelen enseñar. Como dije por ahí, es el primer invertido para muchas de nosotras. Y lo atesoramos. Digamos que este es el primer hito, la primera cosa que se consigue hacer que se parece a circo. Esto estaba por encima de mis expectativas. Un mes y medio atrás, justo antes de empezar las clases, no me planteaba que podría hacer esto. Y me sentí genial. Como que si puedes hacer eso, entonces puedes hacer más. En la barra y en todo. 

El segundo mes fue un chute, ciertamente. Los giros van saliendo mejor, y hay otras cosas que noté:

-Vas aprendiendo a caer. Sí, a caer. Porque, y esto no te lo planteas antes, al principio despegas los pies del suelo, vuelas una o dos vueltas, y caes con dolorosa torpeza. Haciendo ruido. Dejándote las plantas de los pies. (Ah sí, consejo: cuidado con caer de golpe cuando estás aprendiendo a invertir. Intenta suavizar el aterrizaje.) Pero poco a poco, empiezas a caer mejor cuando acabas un giro, y tus pies adquieren fuerza y tú tienes cada vez más agilidad para volver a levantarte. Estos son algunos de los detalles que diferencian a una principiante de una que lleva más tiempo. La elegancia al caer, o al menos la dignidad de no quedarte enganchada de mala manera, hecha un nudo, se va ganando. Las que la tienen ya ni son conscientes de que la tienen. Es otra batalla.

-Derivado de lo anterior: adquieres fuerza en los pies. Yo me di cuenta de esto en el metro. Con el vaivén del metro, que me hacía tambalear menos. De pronto los pies respondían mejor, era consciente de mis pies, de cómo se activaban con el movimiento del vagón. Fue curioso. 

-Alguna amiga se apunta contigo y hacéis comando. Esto es muy bonito: El pole es un deporte individual de equipo. Es increíble el clima que se genera en una clase donde compartes sudor, sangre, moratones y pérdidas inmediatas de dignidad al quedarte anudada en la barra, o al gritar como una nena al entrar en pánico, cabeza abajo y sin saber cómo coño bajar. Y cuando empiezas a hacer invertidos pero aún no te atreves a hacerlos sola, lo normal es ayudarse unas a otras y hacer de red y colchoneta y apoyo de las demás. Hay aplausos cuando una consigue una figura, abrazos y euforia, y también hay apoyo y ánimos cuando se comparte la frustración, porque siempre hay y habrá algo que no te sale, y siempre hay y habrá alguna clase cruzada en un día malo. Lo que todavía no hemos tenido, ninguna de las que empezamos más o menos a la vez y que hemos hecho clan, es una crisis de fe o ganas de dejarlo. Siempre, siempre, tenemos ganas de seguir. 

-Al final del segundo mes, esto es, cuando lleves unas ocho o diez clases, seguramente puedes esperar tener los giros básicos dominados, es decir: con mayor amplitud y mejor caída. Estarás puliendo defectillos, ganarás fuerza en manos y pies, y comenzarás a notar cosas en abdominales, piernas y en general el cuerpo y el alma. 

-También te mareas menos, y aguantas más rato girando antes de que las manos duelan o se desollen. 

-Deberías estar invirtiendo con cierta autonomía, y tener seguridad para soltar las manos, ponerlas en el suelo y bajar despacio desde la posición del pino. Y seguramente puedas hacer unas cuantas figuras diferentes en la vertical.

-El Cupido seguramente será una de ellas. Doloroso como él solito al principio, doloroso en la corva hasta un punto casi insoportable, un día llegas y ya no te duele tanto. Es así. Esta figura tiene muchas variantes, y se puede llegar a ella de muchas maneras, al igual que enlazarla con muchas otras después. Es muy versátil y aunque casi todas odiábamos hacerla al principio, ya os digo, más que nada por el puto dolor insufrible, no es complicada y hay que insistir en ella, para que deje de doler. 

En realidad, poco después descubres lo que puede llegar a doler sostenerse con la axila o con la tripa y ya no te parece tan horrible lo del Cupido

-Igual que el mes anterior y que el que viene, aprendes figuras que de momento no te salen pero que te saldrán. El Escopio fue una de las mías en abril. Por cierto, en abril cambié de horario y en consecuencia de profesora. Desde abril hasta julio mi profesora ha sido Marina Díaz, que es una bailarina espectacular y una maestra brillante. Es esta foto me está enseñando a hacer el Escorpio y a pasar de ahí a Géminis, con un cambio de corva. Bueno, lo de los nombres de las figuras en realidad es un sindiós, y entre Escorpio y Géminis hay mucha confusión. En general con todas, no hay nombres homologados y es un jaleo. Para mí esto es un Escorpio-Gemini-Escorpio, y para la que ha hecho este magnífico vídeo (¡gracias!) es justamente al revés.

Adoro esa acrobacia. Aún no la domino, y me pasa lo mismo con otras acrobacias que tengo a medias: me da mucho respeto practicarla sola y sin cochonetas, y hacerla media docena de veces en clase no es tenerla dominada. O tienes barra en casa, o tienes tiempo y dinero para asistir a muuuchas clases, o hay acrobacias que se quedan a medias varios meses, porque en las clases se avanza y se aprenden cosas nuevas, y no hay tiempo material para afianzar tooodo lo que has aprendido hasta ese momento. No sé si me explico. Creo que sí. Total: que adoro el cambio de corva que lleva de Escorpio a Gémini y esta fue la primera vez que lo hice, G.A.P (Gracias a la Ayuda de la Profe).



Y así acabó el segundo mes, abril. Con muchas ganas de ver qué me deparaba mayo en mi ya querida barra.

-Ah, se me olvidaba un efecto colateral que surge en torno al segundo mes: El síndrome de abstinencia te hace buscar barras por todas partes. No ya en el metro que es más evidente, si no por la calle: señales de tráfico, postes, puntales de obra, parques infantiles. Todo adquiere una nueva perspectiva. 


3 comentarios:

  1. Hola Valeria! Me encanta tu blog, estoy enganchada! Quería preguntarte y que me aconsejases sobre barras. Te cuento; he visto que en la mayoría de las escuelas tienes xpole, pero mis profes me han dicho que las blancas como las de tu foto ( te agradecería que me dijeses el nombre de esta marca) son mejores. Me quiero comprar una para practicar en casa. Qué me recomiendas? Por qué te decidisté a comprarte una xpole en vez de una de las otras? Muchísimas gracias y mucho ánimo

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  2. Hola!! Lo siento muchísimo por no haber contestado hasta ahora!! Como verás tengo el blog abandonadillo, imagino que ya te desenganchaste, ays!!
    Te cuento: Las blancas son Fitpole, una marca finlandesa. La diferencia que se nota es que resbalan un poco menos, digamos que te agarran un poco más. La desventaja (al menos para pieles sensibles como la mía) es que generan más fricción, es decir, queman más. Es más fácil dejarse la piel a base de girar, sobre todo al principio. Por otro lado, las corvas y demás agarran que da gusto.
    Entonces, más que ser mejores o peores, es cuestión de preferencias, de cómo sea tu piel y sobre todo de lo que estés acostumbrada.
    Para entrenar es perfecta una x-pole. Lo que te salga en una xpole te saldrá en una fitpole, pero si estás acostumbrada a la fitpole, es un bajón pasar a la xpole :)
    Yo estoy muy contenta con la xpole para entrenar en casa, pero ahora...voy a pillarme una de podio (uaaaaaaah!) y va a ser Fitpole. Pero esa es otra historia :)
    Te recomiendo mucho la xpole fija y giratoria eso sí! Ya que inviertes, mejor tener la que te da las dos opciones.
    Perdona otra vez por el retraso, imagino que ya la compraste! Si vuelves a leer esto, cuéntame!
    Un abrazo enorme!

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  3. Super padres cuantas variantes existen

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